Cada día, como todo día debía ser
cada día, empujando parabrisas
de cada auto apagado
de cada conductor encerrado
Y ahí estabas tú
entre barreras que el cielo creó
ése cielo atormentado de mil primaveras
aquellas que venían
volando sobre demonios
sobre astas de fuego
sobre toros iracundos

Recorriste más de lo que debías
y, sin embargo,
olvidaste todo encanto,
ternura adolescente,
contrato escrito y firmado
sobre alguna entrada
de algún escondido refugio medieval
Era yo
escondida entre mares
perdida
esperando que blasfemaras con más fuerza
con la esperanza que tú mismo las creyeras
¿por qué?
porque tus besos eran para mí
el encanto de la miel
¿por qué?
porque cada paso que dabas
yo le daba nombre
tu sonrisa, que mientras avanzaba,
se esfumaba
y así el sol entraba
y desoxigenaba con fuerza mis pulmones
y las mariposas se volvían arañas
arañas hermosas
arañas frágiles y venenosas,
adictas, misteriosas, doloridas,
orgullosas de estar ahí
pero con remordimiento en mano
y cuadros anunciando transformaciones,
cambios de piel,
muerte del cerebro
y suicidio del corazón.

¡Dime de una vez y sólo una vez!
¡fuerte y claro!
¡quebranta mi oído!
¡despedaza mis sentidos!
Tan solo dime si quieres estar conmigo
o sólo es una pequeña y
diminuta
lujuria
porque sólo has avivado tu perspicacia
de aventurero
sobre planetas extranjeros
o acaso sientes vergüenza
de no ser yo el trofeo
que esperabas mostrar a tus amigos
o acaso me querías
y tan sólo esperabas probar mi resistencia
ante tus desequilibrios derramados
Olvida por un instante
tan solo
que mi vestimenta colegial
te aparta de esperar un amor sincero
Yo olvidé hace mucho tiempo
cuántas edades han saludado mi cara
y me han dejado tirada
sin remordimiento
No te unas a esa melodía
inventa un concepto nuevo
mírame y quieto
sin abrir ningún libro
exprésate
yo entenderé
yo sabré que aquí
y más allá de donde
flotan nuestras ideas
que sólo estamos
tú
y
yo
entrelazados de las manos
Arriesga tan solo lo suficiente
como para creer que los dos apostamos significativamente
y observa cómo
construímos sobre ríos
aquellos atardeceres oscurecidos
que tú inventaste.